miércoles, 2 de junio de 2010

Abrazo




Abrazar siempre es una experiencia. Abrazo es sentir al otro(a) lo más cerca que se puede.

La experincia de Abrazos a cambio de conocimiento fue bastantes buena. Pudimos compartir con personas que no conocemos la "Predicación afectiva".
Transmitir la alegría del Dios que nos desborda a través de la piel.

La reacción de las personas fue muy variada. gentes que solo miraban desde lejos, otras que se acercaban y otras que solo pasaban sin mirar el escándalo que teniamos.

Abrazar desconocidos me hizo pensar mucho en el corazón del dominico que tiene que estar así de disponible. Tiene que estar dispuesto a abrazar a Jesús en cualquier parte, en cualquier persona. El corazón del Predicador tiene que estar atento a la necesidad del hermano y de la hermana, y no solo con reconocer su vulnerabilidad, tiene que disponerse para el servicio de caridad, para aununciar al Dios de Jesús.
Quizas le alegramos el día a mucha gente. Un abrazo nunca viene mal.

Instalación

Nos pareció que la instalación de Fr. Néstor fue una construcción de todo lo que compone nuestro carisma dominicano.
En primer lugar, el Padre, reflejado en el signo del computador, fuente de la información, de todo conocimiento. Esto nos lleva a reflejarnos en el Hijo, signo del espejo, que ha asumido nuestra humanidad, haciéndose uno más entre nosotros. Y en todo, la unidad, expresada en el cable que unía estos dos símbolos. Creemos que esta unidad se expresaba en el Espíritu, el amor entre el Padre y el Hijo, que es enviado sobre la realidad, símbolo de la impresora de la cual surge la imagen del Espíritu viniendo sobre la humanidad.
Es por eso que el fuego del Espíritu ilumina a toda nuestra realidad, representado en los periódicos.
Por otro lado, la música de fondo, el himno de los 800 años de la Orden, nos recordaba la misión de la Predicación, que es anunciar a todo el mundo esta realidad trinitaria que mencionábamos anteriormente.
Y por último, emblemas de nuestra Orden (Santo Tomás y el Escudo) nos invitan a contar al mundo nuestra experiencia de relación con Dios, es decir, el impulso de la Predicación (Flecha hacia afuera).